Prurito crónico sin lesiones primarias visibles, sin causa dermatológica evidente, de origen neuropático, neuroinmunológico, psicofisiológico o sistémico.
«El prurito sine materia NO es un problema de piel: es una alteración de los circuitos neuroinmunológicos del prurito; el tratamiento debe dirigirse al sistema nervioso, no a la epidermis.»
Hiperexcitabilidad de fibras C y Aδ.
Activación del eje IL-31 → JAK1/JAK2.
Disfunción de microglía espinal → “sensibilización central”.
Alteración del sistema opioide endógeno.
Factores psicoemocionales y del sueño → amplificadores.
Puede asociarse a neuropatías, disfunción hepática/renal, anemia, hipotiroidismo, VIH.
Prurito generalizado o localizado, sin lesiones primarias.
Excoriaciones secundarias, liquenificación leve.
Empeora por la noche y con estrés.
Antihistamínicos casi siempre ineficaces.
TSH, ferritina, creatinina, bilirrubinas.
Serologías (VIH/HV B/C).
HbA1c, electroforesis, hematimetría.
Valorar radiculopatía (si localizado).
Buscar comorbilidades psiquiátricas o del sueño.
(EXHAUSTIVO, clínicamente relevante y jerarquizado por utilidad.)
Desensibilización de fibras C → útil en prurito neuropático focal.
Excelente en prurito focal neuropático (notalgia, meralgia, postherpético).
Potente efecto antipruriginoso cuando el eje IL-31/JAK1 tiene papel predominante.
Modulación TRPM8: alivio inmediato.
(Los más eficaces en prurito sine materia.)
300–3600 mg/día
Muy eficaz en prurito neuropático generalizado y nocturno.
75–300 mg/día
Inicio más rápido; útil en pacientes ansiosos.
Para prurito neuropático con componente emocional o dolor asociado.
Opción alternativa SNRI.
Excelente para prurito nocturno + insomnio + ansiedad.
En prurito severo con componente ansiedad-tensión.
1,5–4,5 mg/noche
Uno de los tratamientos más eficaces para PSM.
Modula microglía + ejes opioides → rompe el circuito de prurito central.
Para prurito colestásico o opioide-dependiente.
(Eje central del prurito neurógeno y sine materia.)
Espectacular en prurito crónico sin lesiones.
Muy útil en PSM + liquenificación leve.
Upadacitinib 15–30 mg/día
Abrocitinib 100–200 mg/día
Baricitinib 2–4 mg/día
Tofacitinib 5 mg/12 h
Potentísimos en prurito refractario sine materia → inicio de efecto en días.
Útil en PSM con fenotipo atópico subclínico o xerosis marcada.
Casos donde IgE es muy elevada o existe fenotipo urticariforme.
Prurito colestásico o renal.
Solo en casos seleccionados → riesgo de dependencia.
Rol modesto como antiinflamatorios neurocutáneos.
Solo si existe un componente inflamatorio concomitante.
Muy útil en prurito focal neuropático (notalgia, braquiorradial).
Para prurito radicular.
Emergentes: modulación cortical del prurito.
Efecto antipruriginoso directo (inhibición de fibras C).
Lidocaína parches
Capsaicina
Gabapentina/pregabalina
Toxina botulínica
JAK si refractario
Gabapentina/pregabalina
Mirtazapina o duloxetina
LDN
JAK inhibidor
Nemolizumab
Mirtazapina
Doxepina
Terapia combinada con LDN
Dupilumab
JAK inhibidores
Ruxolitinib tópico
El PSM no responde a antihistamínicos: si se los sigues dando, perderás meses.
LDN es uno de los mejores tratamientos por su acción neuroinmunológica central.
Nemolizumab y los JAK inhibidores son los fármacos más potentes hoy para prurito sine materia refractario.
El PSM es más similar al dolor neuropático que a la inflamación cutánea: usa gabapentinoides desde el principio.
En pacientes con insomnio o ansiedad, mirtazapina transforma el pronóstico.
La toxina botulínica es clave en pruritos focales neuropáticos resistentes.
Si el prurito se acompaña de parestesias, el componente neurógeno es casi seguro.
«El prurito sine materia es un trastorno neuroinmunológico: se trata con neuromoduladores (gabapentinoides, mirtazapina), con LDN, con antagonistas de IL-31/JAK, y con técnicas de neuromodulación focal cuando es localizado.»